Instalada en Mar de Cobo desde la pandemia, la conocida actriz protagoniza y produce el unipersonal "Como si la vida fuese un momento pacífico y estable", basado en “Para qué sirve la filosofía” de Darío Sztajnszrajber. Se presenta en Mar del Plata.
Vivir en un lugar tranquilo, en el que la naturaleza predomine, era algo que venía madurando lentamente desde que, hace más de una década, tuvo la oportunidad de construir su casa en Mar del Cobo. La irrupción de la pandemia, le permitió concretarlo.
Desde 2020 la actriz Melina Petriella cumple el sueño de pasar sus días entre la huerta, el yoga -es instructora de Kundalini Yoga-, actividades comunitarias, de intercambio, paseos por la playa y la paz que no encontraba “en un departamento” en el caos de Buenos Aires. Y pudo hacerlo sin resignar su profesión. “Sabía que quería esta vida y también que tenía que ser de la mano de actuar, que es lo que me gusta” contó la artista a LA CAPITAL, una tarde de invierno, desde su casa en la localidad del Partido de Mar Chiquita.
Desde allí estuvo viniendo en el verano a Mar del Plata para subir a escena con el unipersonal que también produce: “Como si la vida fuese un momento pacífico y estable”.
“El pensar es hacerse preguntas”, dijo la actriz.
Dirigida por Claudia Kricun y Dardo Dozo, sobre un texto basado en “Para qué sirve la filosofía” de Darío Sztajnszrajber, la obra y la ¿nueva? vida de Petriella parecen alinearse. “Estoy muy contenta de haberme animado a tomar esta decisión. Vivir acá, en contacto con la naturaleza, te marca otro ritmo” indicó la actriz que volverá a subir a escena el 10 de agosto a las 20, en Cuatro Elementos Espacio Teatral -donde adelanta que hará una segunda temporada de verano con esta misma propuesta- y el 24 de agosto, en el Teatro Leonardo Fabio de Santa Clara del Mar.
“La obra es un espacio para reflexionar como camino de autoconocimiento, que es lo que nos permite acercarnos a la filosofía y al arte”, definió Petriella, destacando que como “Maga”, la protagonista de la puesta, ella también se hace preguntas.
“Ese ser que viaja en colectivo se encuentra con el pensamiento de forma automática, pero el ser se pone a dialogar con la mente y no al reves. Maga es un ser común y corriente que, de repente, se encuentra haciéndose preguntas, filosofando, con la posibilidad de que en esa filosofía cotidiana es sacudida y transformada, y eso le pasa al espectador, se rien, se emocionan, se conmocionan” contó.
La batalla cultural
Para la recordada actriz de novelas como Gasoleros, Amor en custodia, Don Juan y su bella dama y exitosas puestas teatrales como Toc Toc -entre muchas otras- la importancia de hacerse preguntas “es la batalla cultural que tenemos que seguir dando sin cansancio, con alegría, con convicción”.
Para la intérprete, “esta nueva era, con la tecnología que hace que todo esté en un botón y de gobiernos neoliberales que imponen el capitalismo como el gran dios, el pensar y el recuestionarnos está totalmente adormecido”.
“El pensar es hacerse preguntas, no porque te venga la respuesta, sino porque te genere la incomodidad que te lleve a estar en movimiento para, quizás, sentir ese vértigo”.
Para Petriella, la quita de políticas culturales públicas, hacen que “sea más difícil acceder al teatro, al cine, a comprarte un libro y que todo pase por la plataforma”.
Tanto por las cuestiones sociales-colectivas, políticas, como por las cuestiones de preguntas existenciales, individuales, “Como si la vida fuese un momento pacífico y estable” es una obra que está “viva”.
“Ha pasado por muchísimas instancias, yo no soy la misma que cuando la estrené. Me encanta hacerla, me encanta el texto, me interpela, me hace seguir evolucionando y creciendo y creo que, en estos tiempos, es una propuesta para acercarle a la gente, al público, la posibilidad de ser sacudidos -como dice Darío- del sentido común,
corrernos del formato de subjetividad que nos imponen los algoritmos”.
Petriella destacó el trabajo de Sztajnszrajber al “ficcionar y convertir a la filosofía en un género literario, encarna todas las reflexiones, los sacudones, en un personaje y es la posibilidad que uno tiene de conectar, de hacer esa sinapsis de forma orgánica” y a la vez valoró “la excepcional adaptación” de Dardo Dozo.
Contradicciones con la tecnología
Entre la filosofía, el hacerse preguntas y la huerta, Melina encontró en la tecnología la posibilidad de seguir conectada con posibles proyectos laborales, con el público a través de las redes sociales, con la difusión de sus proyectos. No obstante reconoce que eso la llena de sentimientos contradictorios.
“La pandemia reubicó algo que es importante para el sistema productivo capitalista: la posibilidad de producir en tu casa. En mi caso puedo mandar currículums, grabarme y mandar un auto casting, conectarme con espacios. En lo que tiene que ver con la manera de estar presente, en los medios multiplataformas, me cuesta un montón comprender y aggiornarme. Tenés que estar todo el tiempo generando contenido en Instagram para existir, supuestamente. Hoy yo quiero producir bienestar, salud, felicidad, alegría disfrutar del tiempo. El tiempo es valiosísimo para tener que gastarlo en parecer más joven, tener más seguidores. Bienvenida la forma para quienes se pueden expandir, pero mi generación, que somos testigos de un puente de cambio de vida completo, fue testigo de un silencio que está en extinción” reflexionó.
Por ello apuntó que “después de haberme lastimado, de haber tomado decisiones incorrectas llevada por el impulso, por decir que sí para ocupar espacios, para estar en la tele, elijo llevar la mirada hacia adentro, hacia lo que me resuena, y lo que me hace feliz, aunque el afuera te indica otra cosa”.